Durante décadas, los videojuegos fueron vistos como mero entretenimiento juvenil, pero hoy la ciencia revela su potencial para fortalecer la mente en la vejez. Investigaciones como las de la Universidad de Western (Canadá) muestran que jugar 5 horas semanales puede rejuvenecer el cerebro de un adulto mayor hasta 14 años. Estos “ejercicios digitales” estimulan la memoria, atención y coordinación, combatiendo el declive natural del envejecimiento.
Los llamados “videojuegos serios” —diseñados con fines terapéuticos— son clave. Juegos de palabras, rompecabezas o estrategia activan la plasticidad neuronal, mientras los multijugador en línea fomentan la socialización, otro pilar de la salud mental. “No se trata de jugar por jugar, sino de seleccionar títulos con objetivos cognitivos claros”, explican expertos.
Beneficios Respaldados por la Ciencia
- Memoria: Mejoran la declarativa (datos) y operativa (cálculos).
- Ánimo: Reducen estrés, ansiedad y depresión (según Nature Human Behaviour).
- Motricidad: Fortalecen coordinación mano-ojo y movimientos precisos.
- Socialización: Juegos en línea disminuyen la soledad.
¿Cómo usarlos de forma segura y efectiva?
- Supervisión profesional: Terapeutas pueden guiar la selección de juegos.
- Dosis moderada: 30-60 minutos diarios, 3-5 veces por semana.
- Variedad: Alternar juegos de lógica, memoria y colaboración.
- Socializar: Preferir opciones multijugador (ej: Animal Crossing, WordFeud).
Te puede interesar: Entre la empatía digital y el silencio humano: ChatGPT, el nuevo confidente de los jóvenes
El futuro: videojuegos en geriatría y educación
El éxito de estas terapias está impulsando su adopción en:
- Clínicas de memoria para prevenir demencia.
- Escuelas para niños con TDAH.
- Rehabilitación post-ACV.
“Pronto veremos consolas en residencias geriátricas”, vaticinan neurocientíficos.
“Pronto veremos consolas en residencias geriátricas”, vaticinan neurocientíficos.
Lejos de ser un “vicio”, los videojuegos bien utilizados son aliados contra el envejecimiento cerebral. Con diseños adaptados y seguimiento médico, podrían convertirse en terapia estándar para mantener la mente ágil.
