En un giro inesperado pero significativo, Estados Unidos y China acordaron reducir temporalmente los aranceles bilaterales, marcando un punto de inflexión en la guerra comercial que ha marcado la relación entre las dos economías más grandes del planeta desde hace más de un lustro. El anuncio, realizado en Ginebra por autoridades de ambos países, contempla una disminución considerable de las tarifas impuestas a partir del 14 de mayo y establece un periodo de 90 días para avanzar hacia un acuerdo más amplio y duradero.
Según la declaración conjunta, Estados Unidos reducirá del 145% al 30% los aranceles sobre la mayoría de los productos importados desde China. Esta reducción incluye la tasa aplicada a productos relacionados con el fentanilo, uno de los temas más sensibles en la agenda bilateral reciente. En paralelo, China disminuirá sus aranceles del 125% al 10% sobre productos estadounidenses, en un movimiento que se interpreta como una apertura hacia el diálogo económico constructivo.
Scott Bessent, secretario del Tesoro de Estados Unidos, dejó claro que si bien la reducción es notable, no representa una retirada completa de la política de disociación estratégica adoptada por Washington.
“Seguiremos protegiendo sectores clave para nuestra seguridad nacional, como los semiconductores, medicamentos y el acero”, afirmó en entrevista.
Tregua con condiciones y sin concesiones
Este alivio temporal en los aranceles no implica la eliminación de medidas anteriores. Las tarifas sectoriales impuestas a todos los socios comerciales por Estados Unidos permanecen vigentes, así como los aranceles impuestos por la administración Trump durante su primer mandato. De hecho, Bessent precisó que es “improbable” que los aranceles a China desciendan del 10%, y el límite del 34 por ciento impuesto por el expresidente Trump sigue como tope vigente.
Por su parte, China anunció la suspensión de contramedidas no arancelarias adoptadas desde el 2 de abril, incluidas las restricciones a la exportación de tierras raras (materiales críticos para la industria tecnológica global), lo que representa un gesto clave para aliviar tensiones con Washington.
Reacciones inmediatas en los mercados
Los mercados financieros respondieron con entusiasmo a la noticia de la tregua comercial. En Wall Street, los futuros del S&P 500 escalaron un 3.1%, mientras que el dólar ganó terreno frente a las principales divisas. El yuan offshore avanzó 0.5%, y los precios del petróleo subieron al percibirse un respiro económico entre ambos gigantes.
En China, sin embargo, el panorama fue mixto. Mientras el yuan se fortaleció, los bonos gubernamentales experimentaron una caída, con el rendimiento de los bonos a 30 años aumentando seis puntos base hasta 1.95%, el mayor salto desde marzo.
Camino hacia una negociación estructurada
El acuerdo de reducción arancelaria está acompañado de la creación de un nuevo mecanismo bilateral para continuar las discusiones comerciales, con el objetivo de lograr una hoja de ruta común en los próximos tres meses. Aunque no se ofrecieron detalles sobre los temas específicos que se abordarán, se especula que incluirán compromisos de compra de productos estadounidenses por parte de China, un punto históricamente prioritario para Washington.
“Mientras haya diálogo constructivo y voluntad, el proceso continuará”, dijo Bessent al referirse a la posibilidad de extender la tregua más allá de los 90 días iniciales.
China refuerza su postura estratégica
Casi en simultáneo con el anuncio, China dio a conocer un nuevo libro blanco sobre seguridad nacional. El documento afirma que Beijing fortalecerá sus herramientas de respuesta ante sanciones y jurisdicciones extraterritoriales, lo que representa un recordatorio de que, pese a la tregua, el gobierno chino mantiene una postura firme frente a presiones externas.
“El acuerdo, que reduce significativamente los aranceles sin exigir concesiones sustanciales, probablemente será visto como una victoria particular para China”, escribió Lynn Song, economista jefe de ING para la Gran China.
A pesar de la tregua, analistas advierten que la incertidumbre persiste. Según Maeva Cousin, de Bloomberg Economics, aunque el impacto arancelario promedio de Estados Unidos sobre China se reduce sustancialmente, el volumen de importaciones podría seguir siendo limitado si no se alcanzan acuerdos más amplios.