En un emotivo servicio religioso celebrado en una iglesia del distrito moscovita de Mariino, miles de personas se reunieron para despedir al líder opositor ruso Alexei Navalny, fallecido el pasado 16 de febrero en prisión. A pesar de las estrictas medidas policiales y las advertencias gubernamentales sobre la participación en eventos no autorizados, la multitud ovacionó al líder disidente, cuyo cuerpo fue expuesto en un féretro abierto cumpliendo con los ritos ortodoxos.

El velatorio, que duró poco más de media hora, fue seguido por el traslado del féretro al cementerio de Borísovo para su entierro. Aunque la asistencia al funeral fue masiva, las medidas de seguridad impidieron que muchos de los seguidores de Navalny pudieran ingresar al templo para rendirle homenaje.

Svetlana, una asistente de 65 años, expresó a EFE: “Navalny era la conciencia de la nación. Y aunque tengo miedo, he elegido la conciencia sobre el miedo y por eso estoy aquí”. Afirmó que el legado del líder opositor, quien falleció a los 47 años, "no morirá".

La despedida a Navalny, conocido como el enemigo del Kremlin, se convirtió en un acto de valentía por parte de miles de rusos que desafiaron las advertencias gubernamentales para honrar la memoria de un hombre que fue un crítico abierto del régimen de Putin.