La madrugada del pasado miércoles presenció un incidente de considerable magnitud en las obras del Tren Interurbano México-Toluca, cuando una impresionante estructura, conocida como la lanzadora de dovelas, colapsó en la zona de la Presa de Tacubaya, ubicada en la alcaldía Álvaro Obregón. Esta colosal máquina, diseñada para el transporte y posicionamiento de vigas en la construcción de puentes, se desplomó con un peso imponente de 800 toneladas y una longitud de 200 metros, impactando tanto a los habitantes de la zona como a los expertos en ingeniería.

El suceso, que tuvo lugar alrededor de las 3:00 de la mañana, no pasó desapercibido para los testigos, quienes quedaron atónitos ante el espectáculo de chispas y estruendos que acompañaron al desplome de la estructura. La incertidumbre se apoderó del lugar mientras se intentaba comprender qué había causado este abrupto incidente en el corazón de las labores de construcción.

En medio del desconcierto, el secretario de Obras, Jesús Esteva, se presentó ante los medios de comunicación para ofrecer detalles sobre el suceso. Aunque tranquilizó a la población al confirmar que no se reportaron lesionados ni daños estructurales en las viviendas circundantes, admitió que la lanzadora de dovelas había sufrido un fallo en una de sus fijaciones, resultando en su desplome completo. Sin embargo, aseguró que este percance no detendría por completo el avance de las obras, pues se procedería a retirar la estructura dañada y evaluar opciones para continuar con el proceso de lanzado de dovelas de manera segura y eficiente.

La retirada de la lanzadora de dovelas, que ahora yace inutilizable en el lugar del incidente, marcará el inicio de una nueva fase en la construcción del Tren México-Toluca. Aunque el contratiempo ha generado retrasos y la necesidad de replantear estrategias, las autoridades competentes están comprometidas a restablecer la normalidad en el proyecto, priorizando siempre la seguridad de los trabajadores y residentes de la zona.

Este episodio, si bien ha puesto de relieve los desafíos inherentes a proyectos de esta envergadura, también representa una oportunidad para revisar y fortalecer los protocolos de seguridad y supervisión en futuras obras de infraestructura. La lección aprendida será invaluable para garantizar que incidentes como este no se repitan, y que la ejecución de proyectos de gran escala como el Tren México-Toluca se realice con la máxima precisión y cuidado.