​

La agencia calificadora Moody's Investors Service ha revisado a la baja la perspectiva de calificación para los bonos soberanos de China, cambiándola de estable a negativa. Esta decisión resalta las crecientes preocupaciones globales sobre el nivel de deuda en la segunda economía más grande del mundo. Aunque se ha mantenido la calificación a largo plazo de A1 para los bonos soberanos chinos, la agencia advierte sobre riesgos económicos derivados del uso de estímulos fiscales por parte de Beijing para respaldar a los gobiernos locales y la creciente crisis inmobiliaria.

Esta revisión de perspectiva se produce en un momento en que la profundización del desplome inmobiliario en China está llevando al país a aumentar su endeudamiento como una medida principal para impulsar su economía, generando inquietudes sobre los niveles de deuda.

En respuesta a la decisión de Moody's, el gobierno chino expresó su "decepción" y afirmó que la economía del país es "muy resistente y tiene un gran potencial". El Ministerio de Finanzas aseguró que el impacto de la crisis inmobiliaria está bajo control.

La eliminación de las políticas de la estrategia "Cero COVID" ha resultado en una recuperación más débil de lo esperado, y la crisis inmobiliaria se ha profundizado. Datos recientes indican contracciones en las actividades manufactureras y de servicios, alimentando la creencia de que se necesita más acción gubernamental para respaldar una recuperación vacilante.

En octubre, el presidente Xi Jinping destacó que no se tolerará una fuerte desaceleración del crecimiento, mientras el Gobierno aumentaba su déficit presupuestario al más alto en tres décadas. Con la relación déficit/PIB en 3.8% para 2023, por encima del límite sostenido del 3%, China enfrenta críticas por su emisión récord de bonos este año.

La revisión de perspectiva permitió al Gobierno central vender bonos soberanos adicionales para apoyar la construcción y la ayuda en casos de desastre. Sin embargo, Moody's destaca que mantener la estabilidad del mercado financiero y evitar riesgos morales y costos fiscales elevados representa un desafío significativo para China.

Aunque muchos analistas predicen que China alcanzará su objetivo de crecimiento del 5% este año, la economía se enfrenta a desafíos complejos y de gran alcance. La necesidad de transformar el modelo económico, pasando de una excesiva dependencia de la inversión impulsada por la deuda a un enfoque más orientado hacia la demanda de los consumidores, se hace evidente en este contexto. 

​