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La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) advierte que la economía mundial experimentará una desaceleración en 2024, con un crecimiento proyectado del 2.7%, inferior al estimado para este año. Esta noticia se suma a las preocupaciones sobre la persistencia de la inflación, las tensiones geopolíticas y los altos niveles de deuda global.

Según las proyecciones, las dos mayores economías, Estados Unidos y China, experimentarán un crecimiento moderado, mientras que Europa continuará rezagada. La OCDE identifica amenazas persistentes en los mercados financieros, destacando la posibilidad de un "estrés adicional" debido a presiones de costos, aumentos en los precios de la energía y los alimentos, así como señales de una tendencia al alza en las expectativas de inflación.

La entidad con sede en París sugiere que estas condiciones podrían llevar a los bancos centrales a mantener tasas de política más altas de lo inicialmente previsto. Además, se subraya la desigualdad en la expansión económica, con mercados emergentes superando a las economías avanzadas, y el crecimiento de Europa rezagándose respecto a América del Norte y las principales economías asiáticas.

Aunque se espera que el Producto Interno Bruto mundial aumente en 2024, la OCDE destaca que el ritmo de la expansión será desigual. Los riesgos incluyen condiciones financieras más estrictas, un comercio débil y una menor confianza de empresas y consumidores, especialmente en los sectores inmobiliarios y en las economías que dependen de la financiación bancaria, principalmente en Europa.

En particular, la eurozona enfrenta ajustes en sus previsiones con un recorte de dos décimas para 2024, situándose en el 0.9%. La OCDE advierte que los riesgos a corto plazo para las perspectivas globales siguen siendo bajos, considerando también los efectos potenciales de conflictos armados y tensiones geopolíticas.

Aunque la amenaza de un "aterrizaje brusco" ha disminuido, la OCDE no descarta el riesgo de recesión, enfatizando la importancia de las condiciones inmobiliarias, los altos precios del petróleo y la debilidad crediticia. La economía global, que ha mostrado resiliencia este año, enfrentará desafíos en 2024, marcando un año con el crecimiento más bajo desde 2020, el año de la pandemia.

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