La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha realizado ajustes a la baja en sus expectativas de crecimiento económico para México, pronosticando un incremento del Producto Interno Bruto (PIB) de solo 1.4% para 2024. Esta cifra representa una disminución notable respecto a la proyección anterior de 2.2%, que había sido planteada en mayo.

Desafíos en la economía nacional

El informe, que forma parte del Interim Economic Outlook y se publica cada cuatro meses, advierte que la moderación de la demanda interna continuará siendo un factor relevante, afectando principalmente al sector servicios, que ha experimentado una pérdida significativa de impulso.

Esta proyección es también inferior al 3% utilizado por el gobierno para calcular los ingresos presupuestales y se sitúa por debajo del 1.3% previsto por analistas en la encuesta de Citibanamex.

También, para el primer año de la administración de Claudia Sheinbaum, se anticipa un crecimiento aún más modesto, de 1.2%, contrastando con la estimación anterior del 2%. Este ajuste refleja la realidad de una economía que enfrenta múltiples obstáculos, incluyendo la desaceleración de la economía estadounidense y la incertidumbre provocada por reformas constitucionales.

Perspectivas globales y regionales

A nivel internacional, la OCDE pronostica un crecimiento del 3.2% para la economía global este año, un ajuste al alza desde el 3.1% previsto anteriormente. Sin embargo, mientras Estados Unidos se proyecta con un crecimiento de 2.6% en 2024, México se encuentra en un contexto más complicado, reflejando un estancamiento en inversiones y una política monetaria restrictiva que impacta negativamente en la actividad económica.

De igual manera, se prevé que la inflación en México se cierre en 4.5% para este año, sin cambios respecto a pronósticos anteriores. A largo plazo, se estima que para 2025 se pueda alcanzar la meta del Banco de México del 3% de inflación, aunque las presiones inflacionarias persisten, particularmente en el sector de servicios.

Estos datos evidencian un entorno económico complejo en el que la recuperación se ve limitada por factores internos y externos, destacando la necesidad de una estrategia económica sólida para enfrentar los desafíos que se avecinan.